Humanizar la cárcel: desde Haití hasta África crece el trabajo de la Comunidad en las cárceles y cambia la realidad

12.03.2013 08:25

Humanizar la cárcel: desde Haití hasta África crece el trabajo de la Comunidad en las cárceles y cambia la realidad


 

Humanizar la cárcel: desde Haití hasta África crece el trabajo de la Comunidad en las cárceles y cambia la realidad
28 de abril de 2011

Cárcel de Anse-a-Veau, Haití. Cuando falta de todo. Salvo la amistad, la solidaridad y la inventiva

En un país pobre como Haití, en las cárceles falta de todo: comida, ropa, espacio, medicamentos.

Con el terremoto de enero de 2010 la situación empeoró aún más. Algunas cárceles quedaron en mal estado y los presos fueron trasladados a las cárceles que todavía aguantaban.

En la cárcel de Anse-a-Veau, en las celdas de pocos metros cuadrados conviven hasta 30 detenidos que para dormir tienen que hacer turnos para echarse. Por eso después del seísmo han aumentado las visitas de la Comunidad a la cárcel de esa ciudad.

Nuestras visitas son para muchos presos el único vínculo con el exterior.

Los distintos contenedores de ayuda que envió la Comunidad al país en los últimos meses han permitido repartir regularmente medicamentos, desinfectante para el agua para contener el cólera, colchones, ropa, suplemento alimentario y material para la higiene personal. También ha permitido proporcionar alimento y ropa –junto a una cantidad de dinero aportada por la parroquia de la catedral– a aquellos que, al salir de la cárcel, se encuentran sin ningún recurso.

Con un poco de inventiva y capacidad artesanal hemos podido proporcionar material sencillo como paja y bolsas de plástico para que los presos los transformaran en productos artesanales que la Comunidad vende fuera.

De ese modo ha entrado en la cárcel una pequeña posibilidad de trabajo, llenando así del desierto de días siempre vacíos e iguales. 

 

 

   

 

Cárcel de Cuamba, Mozambique. Cuando el agua y el aire… ¡son la vida!

En la cárcel de Cuamba, la situación de superpoblación ha creado no pocos problemas a los detenidos.

El centro se construyó antes de la independencia (1975) para unos 30 detenidos, pero hoy alberga a 191. Los detenidos se ven obligados a dormir 3 por cama, en literas triples: sólo así caben en las tres únicas celdas de la cárcel.

La situación se hace especialmente grave en la estación cálida, cuando no sólo el aire es totalmente insuficiente, sino que además, falta el agua.

El problema del agua afecta desde hace unos años a toda la ciudad de Cuamba, porque el viejo sistema de tuberías está dañado y la instalación no puede proporcionar agua para toda la población. Pero en la cárcel la situación se hace dramática y provoca a menudo epidemias de distinto tipo. La situación es grave entre otras cosas porque la cárcel está en el centro de la ciudad, a poca distancia del mercado.

La Comunidad sigue la situación de la cárcel de Cuamba desde 1997. Las primeras actuaciones fueron la distribución de jabón y la realización de cursos profesionales para los detenidos, pero, sobre todo, la construcción de una enfermería con 4 camas y una sala de visitas. Desde hace unos diez años la enfermería, que forma parte de los centros de salud del distrito, gracias al trabajo de un enfermero, ha permitido curar a cientos de detenidos.

En 2009, en vista de la gravísima situación higiénica, la Comunidad logró que la empresa que está rehabilitando el sistema hidráulico de la ciudad instalara una bomba hidráulica en la cárcel, y ahora el agua llega con cierta regularidad.

Y en 2010, para aliviar la situación de los detenidos, de acuerdo con la dirección de la cárcel, se dobló el número de ventanas/respiraderos de las celdas para que todos pudieran respirar mejor.

Hace pocos días han llegado noticias del enfermero que se ocupa de la enfermería: los datos sanitarios son alentadores: mientras que en 2008 se produjeron 20 defunciones (sobre una media de 100 detenidos), en 2009 hubo 4, y en 2010 sólo3 (aunque los detenidos han llegado a 191).

El agua y el aire han traído la vida.

 

Cárcel de Maroua, Camerún. La historia de Djona

Durante el mes de marzo de 2011, la Comunidad de Sant'Egidio de Maroua (norte de Camerún) asistió en la sección femenina de la cárcel central a una mujer embarazada, Djona, acusada de brujería.

Djona necesitaba de todo (productos higiénicos, ropa y alimentos) porque su hijo estaba a punto de nacer.

Finalmente se produjo el parto con éxito en la cárcel.
La madre y el niño están bien.

«Que Dios bendiga la obra de la Comunidad y vuestra misión» dijo feliz a los amigos de la Comunidad.

 

Mozambique, Prisión, Camerún, Haití
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